Los robots piensan mejor, hacen más servilmente todo.
Un robot hace 10.000 postraciones en una noche
a La de Mil Quinientos Rostros,
solo que, ¿sirve de algo eso? Garri Kaspárov tiene alma,
y a los 80 no habrá perdido, de nacer de nuevo
y de lo alto, la esperanza.
¡No a la robotización con chip premeditado!
¡No al destino de un fariseo del ajedrez, escribano.
No al niño de mamá, sentado a los cincuenta
sobre sus rodillas,
leyendo periódicos en las catacumbas ajedrecistas.
Vivir una vida sencilla es magnífico.
Patatas, colmenas de miel.
Alimentos naturales. El prójimo tal y como es.
¿Y qué necesita el ser humano más?
Que no haya tercera guerra atómica mundial,
y que haya unos pocos menos enemigos,
y que no parezca
un perfecto idiota el vecino…
21.03.2015
(Extracto del libro EL JARDÍN DE LA INFINIDAD)
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