Los cielos puros purísimos,
la paz de Cristo sosegadísima.
Los cielos más altos que los cielos,
el mensaje más fragante del Altísimo Nuestro
sin patrones-velos, sin verbos.
Aquí llega el barco transparente por el Rin celestial
desde las esferas del santo estar nupcial.
El mar y el cielo se hacen uno, se han juntado
y el ánimo se queda inmóvil en un ‘¡Oh!’ sobreelevado.
Estamos en los aposentos del Padre Celestial,
aquí hemos muerto y hemos resucitado
Permanecemos en cuerpo ungido,
en vuelo sobreextasiado.
No preguntes sobre el silencio y el éxtasis iluminado,
las preguntas en San Salvador son en vano.
Aúnate en el arrobamiento más enternecido,
ángel celestial, paladín yurodivo.
Mira que no se te viertan los óleos del aposento nupcial,
cólmate y colma a la humanidad.
Bienaventurados los que asaltan las cimas de San Salvador,
donde habita el mismo Altísimo del Puro Amor.
8.06.2007
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