Mas la Divinidad cumple su pena en la cárcel,
donde se pone a prueba su fidelidad en el amor y su carácter.
En iglesias y mezquitas le hacen postraciones con celo bajo campanadas rituales y repiqueteos.
Mas la Divinidad guarda silencio en la cárcel pancista,
se convierte en víctima del atentado extremista.
Interviene cuando ya no se puede hacer nada sin ella,
diviniza instantáneamente, cancela las deudas.
Cumple su pena a solas en un calabozo aislado,
adorando al carcelero como su prójimo más cercano.
Aquel a quien no encontrarás ni con linterna en pleno día, aquel que no tiene precio,
finge ser un mendigo, el último preso,
hermano de la caridad, chivo expiatorio ritual.
Y cuando termina su pena,
se esconde en el castillo del Grial.
25.10.2012
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